Un esguince de tobillo es una lesión articular que ocurre cuando los ligamentos que conectan los huesos del tobillo se estiran o se rompen.
Los ligamentos son bandas, formadas por colágeno y fibras elásticas de gran resistencia, que brindan estabilidad a las articulaciones al conectar hueso con hueso.
El tobillo es una estructura formada por tibia, peroné, astrágalo y calcáneo, divididos en dos articulaciones, la tibioastragalina (compuesta por tibia, peroné y astrágalo) y la subastragalina (formada por astrágalo y calcáneo), que permiten la dorsiflexión, flexión plantar, inversión y eversión del pie.
En la parte externa del tobillo tenemos tres ligamentos, el ligamento peroneoastraglino posterior (LPAP), el ligamento peroneoastragalino anterior (LPAA) y el peroneo calcáneo (LPC).
Mientras que en la zona interna del tobillo sólo tenemos uno en forma triangular y más grueso que los externos, denominado ligamento deltoideo.
¿Qué tipo de esguince de tobillo es más frecuente?
Aunque los esguinces pueden afectar a la zona interna o externa del tobillo, es más frecuente la lesión en la zona externa, es decir, cuando nos torcemos el pie hacia la zona interna (medial) del cuerpo. Por esta misma razón y por la forma y grosor del ligamento, el que más se lesiona es el LPAA.
¿Cómo se clasifican?
Estos esguinces se clasifican en tres grados según la gravedad de la lesión:
- Grado I (leve): Los ligamentos se estiran, pero no se rompen. Puede haber hinchazón y molestias, pero generalmente no hay pérdida de función. casi siempre el dolor aparece cuando se aplica presión en la zona o al forzar el movimiento de la articulación.
- Grado II (moderado): Los ligamentos se estiran y se rompen parcialmente, entre un 25% y 50%. La hinchazón, el dolor y la pérdida de función son más pronunciados. En algunos casos, al producirse la lesión pueden aparecer signos vegetativos (mareos, palidez, ganas de vomitar, etc.)
- Grado III (grave): Los ligamentos se rompen por completo, lo que provoca una pérdida significativa de función en el tobillo. Puede haber hinchazón severa, dolor intenso y dificultad para caminar. Aquí la aparición de signos vegetativos es más frecuente.
¿Qué hacer en caso de esguince?
El tratamiento para un esguince de tobillo suele incluir descanso, aplicación de hielo, compresión y elevación (método conocido como R.I.C.E.), así como el uso de medicamentos para controlar el dolor e inflamación, siempre recetados por un médico. Es importante buscar atención médica para evaluar adecuadamente la lesión y determinar el plan de tratamiento adecuado.
¿Cómo se produce un esguince de tobillo?
Los esguinces de tobillo son bastante frecuentes y pueden ocurrir debido a una entorsis (torcedura), giro repentino o una fuerza excesiva que estira los ligamentos más allá de sus límites normales.
Algunas de las causas comunes del esguince de tobillo incluyen:
- Torceduras o giros repentinos: Una torcedura brusca o un giro repentino del pie, especialmente cuando el pie está apoyado en el suelo, puede llevar a una lesión en los ligamentos del tobillo.
- Caídas: Caerse y aterrizar de manera inapropiada, especialmente sobre una superficie irregular o resbaladiza, puede causar esguinces de tobillo.
- Actividades deportivas: Participar en deportes que implican cambios rápidos de dirección, saltos o movimientos bruscos aumenta el riesgo de esguinces de tobillo. Deportes como el baloncesto, el fútbol y el vóley son ejemplos donde estos tipos de lesiones son relativamente comunes.
- Superficies irregulares: Caminar, correr o realizar actividades físicas en superficies irregulares o inestables aumenta el riesgo de torceduras de tobillo.
- Calzado inadecuado: El uso de zapatos que no proporcionan suficiente soporte o que tienen suelas resbaladizas puede aumentar el riesgo de esguinces de tobillo.
- Debilidad muscular o desequilibrios: La falta de fuerza o equilibrio en los músculos que rodean el tobillo puede aumentar la probabilidad de sufrir este tipo de lesiones.
- Historial de lesiones: Quienes han tenido esguinces de tobillo previos pueden tener una mayor predisposición a sufrir nuevas lesiones en el futuro, si la recuperación de la lesión no ha sido la óptima.
Este tipo de lesiones son bastante frecuentes, sobre todo en personas jóvenes deportivamente activas. Su recuperación es esencial para evitar recidivas. Un esguince mal tratado y/o recuperado, puede generar que los ligamentos no cicatricen correctamente y por tanto, que la estabilidad del tobillo se vea afectada facilitando la aparición de nuevos esguinces que surgirán con movimientos menos bruscos e intensos.
Estos esguinces repetidos pueden desencadenar una inestabilidad crónica de tobillo.
Cómo evitar que la lesión se cronifique
Para evitar problemas en el futuro es fundamental, una vez se ha producido el esguince de tobillo, ayudarse del apoyo con muletas, para no cargar todo el peso del cuerpo sobre el pie. Hacer el reposo necesario, aplicar crioterapia y realizar Drenajes Linfáticos Manuales para ayudar a drenar la zona, o en su defecto, aplicar un Vendaje Neuromuscular linfático.
Cuando la lesión ya no está en fase aguda, podremos comenzar el trabajo físico (siempre asesorados por un especialista) y el trabajo de propiocepción, fundamental para la correcta y total recuperación. Además aplicaremos quiromasaje en la extremidad afectada, con masajes circulatorios, haciendo hincapié en la región del ligamento afectado.
Hay que tener siempre presente que la prevención es la mejor herramienta para evitar las lesiones, pero, si éstas llegan a producirse, hay que diagnosticarlas, tratarlas y recuperarlas correctamente, siguiendo las pautas de trabajo establecidas por los profesionales correspondientes.
Arseni Sánchez
Espai Manual
2 Comments
Nuria
Muy didáctico y ameno de leer. Me ha gustado mucho.
EspaiManual
Hola Núria,
muchas gracias por tu comentario. Nos alegra que te haya gustado.
Un saludo,