A nivel laboral, 1/3 de los accidentes afecta a las manos. Sólo este dato debería ser suficiente para llamar nuestra atención e intentar dedicar más tiempo al cuidado de estas estructuras, tan importantes y de tanto uso en nuestra vida diaria.
Las manos están formadas por diferentes estructuras anatómicas que les dan forma y características especiales, por ello consideramos oportuno realizar un breve repaso de dichas estructuras.
En primer lugar, hablaremos de la más superficial y que nos sirve de aislamiento del medio externo, la piel. La piel de nuestras manos está constantemente expuesta a los cambios climáticos, al contacto con productos, a veces tóxicos y al roce, producido por el uso diario, generando erosiones y desgaste que la debilitan.
A nivel más profundo, cada mano está formada por 27 huesos, distribuidos en tres zonas:
- 8 huesos en el carpo
- 5 huesos formando el metacarpo
- 14 falanges en nuestros dedos
Además de 29 articulaciones y 123 ligamentos.
El carpo, conocido más coloquialmente como muñeca, es una articulación compleja debido a que los huesos que la forman deben interactuar entre ellos y también con los huesos del antebrazo: cúbito y radio.
La zona metacarpiana es la parte más rígida de la mano en cuanto a movilidad y se enumeran del primero al quinto metatarsiano, siendo el primero el correspondiente al pulgar.
Los dedos están compuestos por diferentes huesos denominados falanges. Del 2º al 5º dedo tienen tres falanges, proximal (la más cercana a la mano), medial y distal, mientras que el pulgar sólo tiene dos.
Por su parte los ligamentos tanto intrínsecos como extrínsecos serán los encargados de mantener la unión y sus relaciones anatómicas entre todos los huesos que forman nuestra mano.
Todos estos huesos, músculos, ligamentos y tendones que forman la mano, son los encargados de realizar los movimientos, desde los más rudimentarios a los más precisos y, lo más importante, poder repetirlos de forma constante con la misma precisión.
Es ahí, en la repetición de movimientos donde reside una de las causas de lesión de esta y de cualquier otra zona de nuestro organismo. Estar ocho horas con los dedos sobre el teclado y el ratón, mientras realizamos movimientos constantes con nuestros dedos, o repetir hasta la saciedad notas musicales en instrumentos de cuerda, teclado o viento; y no olvidemos a los terapeutas manuales, que trabajamos día a día con nuestras manos, o los casos en los que utilizamos constantemente herramientas para golpear sobre superficies o apretar tuercas. Estas actividades, entre otras, pueden ser causa de sobrecargas y/o de procesos de inflamación en nuestras manos.
Nuestra propuesta consiste en realizar un cuidado específico de las manos basado en:
- Ejercicios de movilidad previo al trabajo que desarrollamos diariamente. Aquí os dejamos un enlace a nuestro video en YouTube de “Gimnasia de manos”
- Quiromasaje a nivel de dedos, mano y antebrazo para descargar las tensiones musculares, tendinosas y ligamentosas provocadas por el trabajo diario y sobre todo por los movimientos repetitivos.
- Estiramientos de la musculatura flexora y extensora de los dedos y de la mano, haciendo hincapié en los músculos del dedo pulgar, sobre todo en aquellas profesiones, como la nuestra, donde el dedo pulgar tiene un gran protagonismo.
- Y por último, hidratación de las manos. Mantener la piel bien hidratada le proporciona mayor elasticidad y evita que ésta se agriete debido a la exposición medioambiental, o por el roce o fricción constante a la que la sometemos.
Esperamos que después de leer este artículo consideréis vuestras manos como una zona que requiere unos cuidados específicos. También los requieren nuestros pies (los grandes olvidados) o nuestra cara, siendo esta última la de mayor atención por parte de la mayoría de nosotros, al ser nuestra “tarjeta de presentación” frente a los demás; pero tened presente que las manos siempre delatan nuestra edad y también nos comunicamos con ellas.
El cuidado general de esta maravillosa maquinaria que es el cuerpo humano, debería ser algo a lo que dedicáramos parte de nuestro día, porque es en él donde residiremos hasta el final de nuestra vida.
Cuanto más cuidado esté y mejor realice sus funciones fisiológicas, más satisfactorio será nuestro bienestar general.
¡Cuidemos nuestro cuerpo!
Arseni Sánchez y Marifé López