Todos creemos saber qué es la salud, pero… ¿Te has entretenido alguna vez a buscar en el diccionario el significado de esta palabra de uso tan habitual?
La definición que encontrarás será:
“Es el estado en el que un organismo no tiene lesión ni padece enfermedad y ejerce con normalidad todas sus funciones”.
Con los conocimientos actuales, sabemos que a esta definición podemos añadirle conceptos que antes no se tenían en cuenta y que ahora son esenciales, como por ejemplo el equilibrio fisiológico, el equilibrio mental y también el emocional.
Podríamos definir entonces que:
“Salud es el estado en el que un organismo no tiene lesión ni padece enfermedad y ejerce con normalidad todas sus funciones, en equilibrio fisiológico, mental y emocional”.
Con esta definición parece que ya queda más claro y completo el concepto de salud, pero…
Si nos fijamos bien, está centrado en el propio organismo, como un sistema cerrado y sin tener en cuenta variables externas.
Los organismos vivos, incluidos los humanos, no podemos disociar nuestra salud de la salud del medio que nos rodea, y esta afirmación es válida tanto a nivel microscópico (celular) como a gran escala. Es aplicable entonces a un órgano, a un sistema, al individuo completo e incluso es extrapolable a todo un conjunto social.
La relación con el medio determina, en gran medida, el estado de salud. El medio en el que vivimos es un parámetro importantísimo y no se suele tener en cuenta.
¿Entonces, qué definición sería la más apropiada para el concepto de salud?
Una palabra que podría definir realmente, de forma completa, el concepto de salud es Homeostasis.
El fisiólogo francés Claude Bernard, sobre el 1850, fue el primero en “actualizar” el concepto de salud. Según sus palabras:
“La condición necesaria para la vida saludable no se encuentra en el organismo ni en el ambiente externo, sino en ambos”.
En 1928, otro fisiólogo, esta vez norteamericano, Walter Bradford Cannon, definió la Homeostasis:
“Los cambios en el entorno provocan reacciones en el sistema abierto que es el ser vivo, o lo afectan directamente, con lo que se producen alteraciones en el sistema. El organismo mantiene estas alteraciones dentro de unos márgenes estrechos ya que se ponen en acción ajustes automáticos dentro del propio sistema, evitando así oscilaciones importantes y manteniendo el medio interno prácticamente constante”
Cannon describió una serie de mecanismos que mantienen constantes las condiciones del medio interno de los organismos vivos: temperatura, oxígeno en sangre, glucosa y presión osmótica, entre otros, y demostró la implicación del sistema nervioso autónomo y el sistema endocrino en la regulación de todos estos mecanismos.
La salud, por tanto, es el equilibrio, la homeostasis, la capacidad del organismo de mantenerse dentro de unos parámetros que permiten que nuestros sistemas funcionen correctamente.
Cualquier alteración, tanto externa como el frío, el calor, la deshidratación, la dieta deficiente, etc. o bien interna como estrés emocional: sufrimiento, pena, rabia, culpa, etc. puede sacarnos de esos parámetros y hacernos perder la salud.
Cuanto mejor funcione nuestro sistema nervioso autónomo y endocrino, antes regresaremos al equilibrio, a la homeostasis, a la salud.
Hoy en día se sabe que por muy bien que tu organismo funcione a nivel físico, las alteraciones emocionales no resueltas y el estrés mantenido en el tiempo, pueden ocasionar problemas de salud.
Así que el “equilibrio” es salud. Y ese equilibrio contempla todas las “partes” de nuestro ser.
El estrés es uno de los factores que más nos aleja del equilibrio, así que si deseamos mantener una buena salud y favorecer la homeostasis de nuestro organismo, debemos vigilar nuestros niveles de estrés.
Las técnicas manuales como la Reflexología, Quiromasaje, Drenaje Linfático Manual, Masaje Tailandés, Masaje Californiano y un amplio etc. pueden ayudarnos a controlar el estrés y ayudar a mantenernos en homeostasis.
Marifé López y Arseni Sánchez
Espai Manual
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